¿Qué es la cicatrización?

El proceso de cicatrización es una respuesta biológica compleja y coordinada del cuerpo ante una lesión. Su objetivo principal es restaurar la integridad de la piel y otros tejidos dañados. Aunque cada lesión es única, la cicatrización generalmente sigue una serie de etapas clave:

Fase Inflamatoria:

Inicio: Inmediatamente después de la lesión.
Duración: Unos pocos días.
Descripción: Cuando ocurre una lesión, los vasos sanguíneos se contraen temporalmente para detener el sangrado (hemostasia). Luego, se expanden para permitir que las células esenciales, como los glóbulos blancos, lleguen al sitio de la lesión y combatan cualquier posible infección. Durante esta fase, es común experimentar enrojecimiento, calor, hinchazón y dolor en el área afectada.

Fase Proliferativa:

Inicio: Pocos días después de la lesión.
Duración: Semanas.
Descripción: En esta etapa, el cuerpo trabaja activamente para reconstruir el tejido dañado. Los fibroblastos, un tipo de célula, producen colágeno, una proteína que forma la matriz extracelular del tejido conectivo. Se forma un tejido nuevo, llamado tejido granuloso, y se desarrollan nuevos vasos sanguíneos para nutrir el área. Además, la herida comienza a contraerse y reducir su tamaño.

Fase de Remodelación:

Inicio: Semanas a meses después de la lesión.
Duración: Puede durar más de un año.
Descripción: Durante esta fase, el colágeno depositado en la herida se reorganiza y madura, lo que fortalece el área afectada. La cicatriz que se forma inicialmente es de un color rojo y elevado, pero con el tiempo, se aplanará y se volverá más pálida.
Es importante destacar que, aunque el proceso de cicatrización restaura la función y la estructura del tejido dañado, el tejido cicatricial nunca es tan fuerte o funcional como el tejido original. Por eso, las áreas que han sufrido lesiones pueden ser más susceptibles a futuros daños.

La eficacia y rapidez del proceso de cicatrización pueden verse influenciadas por varios factores, incluyendo la edad, la salud general, la nutrición, la circulación sanguínea y otros factores externos como la infección o la intervención en la herida. Por ello, es esencial cuidar adecuadamente las heridas y seguir las recomendaciones médicas para garantizar una cicatrización óptima.

¿Por qué debemos limpiar las heridas?:

Para eliminar microorganismos y todo tipo de elementos que dificulten la cicatrización, como la piel muerta que hay alrededor de la herida, ya que este elemento es un caldo de cultivo para el desarrollo de microorganismos.

Si la herida se infecta, se produce un entorpecimiento en el proceso de cicatrización, incluso pueden darse casos en los que no se acabe de cicatrizar.

La utilización de antisépticos es una medida eficaz para prevenir la infección.

Se recomienda limpiar las heridas al principio del tratamiento y luego cada 24 horas como mínimo.

• Una cicatriz bien curada y limpia será una cicatriz fina.
• Una cicatriz mal cuidada da lugar a, infecciones y a una mala cicatrización. Lo que obligará a realizar una reparación.
• Una cicatriz imperfecta, afecta de manera diferente a cada persona y puede acarrear problemas psicológicos graves.

Hay un gran desconocimiento por parte de las personas sobre los diferentes tratamientos para mejorar la apariencia de las cicatrices.

Según un estudio realizado en París y Barcelona, más del 60% de los pacientes indica que les hubiese gustado haber sido informados por su médico o farmacéutico sobre que tratamientos son útiles para mejorar las cicatrices.

En Criloma, es nuestro deber como profesionales, indicarles cuales son los diferentes principios activos que ayudan a la cicatrización, mejorando el aspecto de las cicatrices.